Campañas van y vienen alrededor del mundo con el objetivo de crear conciencia en cada uno de los seres humanos para que cuiden el medio ambiente y utilicen los recursos racionalmente; pero, ¿por qué no funcionan del todo?
Ahora vivimos en una sociedad que cree que la felicidad está en el mayor consumismo frente al resto de los habitantes del planeta. Se nos transmite que debemos consumir para que la economía de las naciones funcione y que, si no lo hacemos, estamos fuera del sistema.
Por otro lado, quienes piensan de manera más racional y son concientes del daño que está recibiendo la madre tierra, levantan sus voces argumentando que esta forma de consumo es insostenible y que nos estamos convirtiendo en depredadores del medio ambiente.
El deterioro del medio ambiente desata consecuencias de peso, tales como:
Ahora vivimos en una sociedad que cree que la felicidad está en el mayor consumismo frente al resto de los habitantes del planeta. Se nos transmite que debemos consumir para que la economía de las naciones funcione y que, si no lo hacemos, estamos fuera del sistema.
Por otro lado, quienes piensan de manera más racional y son concientes del daño que está recibiendo la madre tierra, levantan sus voces argumentando que esta forma de consumo es insostenible y que nos estamos convirtiendo en depredadores del medio ambiente.
El deterioro del medio ambiente desata consecuencias de peso, tales como:
- Destrucción de la capa de ozono, aumento del efecto invernadero, cambio climático
- Contaminación
- Escasez de agua potable
- Desigualdad entre los grupos sociales
El desarrollo no se produce de forma equilibrada y el 80% de la población mundial no dispone de casi nada. Menos del 20% de la población total consume de la mayoría de los recursos como energía, madera, alimentos, metales.
Y además de todo esto, el dato más impresionante es que la mayoría de los recursos proceden precisamente de países pobres.
Más de mil cuatroscientos millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza. Y seguimos con una actitud indiferente, como si el aire, el agua, la vida, el planeta, nos fueran a durar para siempre.
Es hora de cambiar de actitud, de informarnos, pero sobre todo, de actuar. De que cada una de las personas no necesite que las compañías inviertan miles de millones en campañas y publicidad para que cuidemos del medio ambiente, porque la inciativa debe nacer de nosotros mismos.
Y además de todo esto, el dato más impresionante es que la mayoría de los recursos proceden precisamente de países pobres.
Más de mil cuatroscientos millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza. Y seguimos con una actitud indiferente, como si el aire, el agua, la vida, el planeta, nos fueran a durar para siempre.
Es hora de cambiar de actitud, de informarnos, pero sobre todo, de actuar. De que cada una de las personas no necesite que las compañías inviertan miles de millones en campañas y publicidad para que cuidemos del medio ambiente, porque la inciativa debe nacer de nosotros mismos.
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