¡Qué bonito!

Esto de crear un blog sí que fue una buena idea. Desde que lo hice, me he convertido en una mujer un poquito más sensible, con esa convicción de que hay que sacar lo que llevamos dentro y plasmarlo... en papel, en la tierra, en una computadora, en la piel... donde sea, pero hay que crear historia. ¿Quién dijo que los sentimientos no eran importantes?

Lo que más me gusta de esto del mundo de los blogs es que no sólo escribo para mí, me doy cuenta que de cuando en cuando, algunas personas se identifican con lo que pienso, y lo más curioso es que, una vez que lo leen y les gusta, vuelven, siempre vuelven (al menos eso hago yo cuando leo algún blog que me fascina)... Y lo más bonito de que vuelvan es que dejan su huella. Esos comentarios, críticas constructivas, frases positivas, es todo eso lo que me hace crecer. Por eso escribo, no para demostrar si lo hago bien, sino para que este espacio virtual sea un poco más personal, para compartir con la gente que me lee un poquito de lo que soy y que ellos lo hagan conmigo.

Estoy satisfecha con los resultados y feliz de que usted me haya visitado, más feliz aún si se tomó el tiempo para leer esta nota, quiero decirle que es muy importante para mí que me tenga en cuenta y que siempre que el tiempo me lo permita escribiré acá, en mi segundo hogar... Este espacio es como el baúl de los recuerdos que todos guardamos, es esa cajita donde escondemos aquello que es sagrado y no lo compartimos con cualquiera. Este espacio es muy mío, pero sin ustedes no significaría lo mismo. Gracias por sus aportes, por su cariño.

La noche casi acaba y yo con tanto qué decir... quedará para otra ocasión...

Ah, y recuerden, no soy nadie para dar consejos, pero, si de algo sirve, siempre expresen lo que piensan y sienten, escriban, pinten, ¡yo qué sé! Hagan lo que quieran pero siempre con mucha pasión, creo que ese el motor que nos mueve en esta vida.