viernes, 14 de mayo de 2010

En manos de Dios...



Soy católica y fiel creyente en Dios, en la espiritualidad y estoy convencida de que sin Él no somos nada más que polvo; sin embargo, desde hace un tiempo me ha dominado una pereza excesiva cuando se trata de ir a misa. Creo que nunca entendí por qué hacía falta ir a una iglesia y escuchar a un sacerdote desarrollar la palabra de Dios si eso lo podía hacer en mi casa o en cualquier otro lugar en un momento de privacidad donde sólo estuviéramos Dios y yo.
Mi papá dice que aunque no me guste, es un sacrificio que debemos hacer porque, además, está escrito en sus mandamientos. A él si le gusta ir a misa, o al menos eso puedo notar... Parece ser que en mi casa, a nadie le molesta. Yo no le encontraba sentido... hasta hoy.

Tal vez nunca me gustó mucho porque pienso que no debería ser un sacrificio hacerlo. Eso debe de nacer y lastimosamente, cuando no nos nace Dios hace que nos acordemos de él. Conmigo lo logró.

Ayer recibí una noticia que me sorprendió mucho, y admito que estoy muy asustada. El estado de shock sólo permitió una cosa. Pedirle a Dios que todo estuviera bien. Y entonces pensé que él no merece sólo que le pidamos. Él merece más, él merece todo. Tenemos que dar para recibir y hoy estoy arrepentida por todas las veces que me quejé por tener que ir un ratito a darle gracias, a su casa. Los seres humanos sólo nos acordamos de Dios cuando necesitamos algo, pero nunca lo hacemos para dar gracias o simplemente para estar en contacto con el ser más importante en nuestra vida.

Ya lo entendí y no lo voy a olvidar. Dios es quien le da sentido a mi vida, Dios es quien me lleva por el camino del bien y quien me quita la venda de los ojos para no tropezar. A quien le debo la vida, todo lo que tengo y lo que soy.

Dios, todo está en tus manos. Aceptaré y respetaré lo que decidas. Sólo te pido que, si ha de ser una mala noticia, me des la fortaleza y la sabiduría para cargar con esa cruz, porque será el comienzo de una nueva vida, porque tendré que luchar para transmitir a mi familia todas las buenas vibras posibles.

Haz lo que tengas que hacer, pero no olvides que soy una simple mortal y que sin tí, no soy nada.

2 comentarios:

Lilith on 14 de mayo de 2010, 10:17 dijo...

Todo saldrá como debe. No te angusties.
Un abrazote.

Pablo Vargas on 17 de mayo de 2010, 19:32 dijo...

Son esos momentos que chocamos contra el muro y nos damos cuenta que nada sin su presencia tiene sentido, que lejos de Él no vale la pena estar vivo... espero que pronto puedas encontrar respuesta a tus plegarias, ten fe, un abrazo!

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