viernes, 29 de enero de 2010

Por una Costa Rica mejor



La creencia general es que Abel Pacheco no sirve para nada por menso y hacerles caso a los Arias, hace varios años era que Miguel Ángel Rodríguez no servía. Hace otros muchos varios años, que Figueres no servía. Antes, que Calderón, que Monge y menos Carazo…

Actualmente se dice que Arias no sirve y apostamos que el que viene tampoco servirá para nada, ni Laurarias, ni Robón Solís ni Getón Guevara y mucho menos el más malo!

Por eso estoy empezando a sospechar que el problema no está en lo ladrón que haya sido Miguel Ángel o en lo tonto que haya sido Pacheco, o en que si Laura es manejada por los Arias o si Otto Guevara va a cerrar la Caja.

El problema está en nosotros. Nosotros como pueblo. Nosotros como materia prima de un país.

Porque pertenezco a un país donde la viveza es la moneda que siempre es valorada tanto o más que el dólar.

Un país donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más apreciada que formar una familia a largo plazo basada en valores y respeto.

Pertenezco a un país donde, lamentablemente, los periódicos jamás se podrán vender como en otros países, poniendo unas cajitas en las aceras donde uno paga por un solo periódico y saca un solo periódico dejando los demás donde están.

Pertenezco a un país donde las empresas privadas y públicas son los bazares particulares de sus empleados deshonestos, que se llevan para su casa, como si tal cosa, hojas de papel, bolígrafos, carpetas, marcadores y todo lo que falta para la tarea de sus hijos.

Pertenezco a un país donde la gente se siente triunfal si consigue robarse la TV por Cable del vecino o se piratean el Direct TV, donde la gente inventa a la hora de llenar sus declaraciones de Tributación para no pagar o pagar menos impuestos.

Pertenezco a un país donde mi jefe me pone claves en las impresoras y copiadoras para controlar que no imprimo la tesis o las tareas de mis hijos y el guarda me revisa al salir para constatar que no robé nada.

Pertenezco a un país donde la impuntualidad es un hábito, nunca llegamos a la hora indicada.

Donde los directivos de las empresas no generan capital humano.

Donde no hay interés por la ecología, donde las personas tiran basura en las calles y luego se reclama al gobierno por no dar mantenimiento al alcantarillado cuando ocurren inundaciones. Donde Ciudad Cochina (Hatillo) sacó mi basura sin importar el horario de la Municipalidad.

Un país donde no existe la cultura por la buena lectura y no hay conciencia ni memoria política, histórica ni económica, sino que sus sindicalistas repiten consignas importadas sin analizarlas.

Pertenezco a un país donde las licencias de conducir y los certificados médicos se compran sin hacer ningún examen.

Un país donde puede subir al autobús una persona de la tercera edad (después de ser insultada por el chofer), o una mujer con un niño en brazos, o algún minusválido, y la persona que viene sentada en el asiento especial para ell@s se hace la dormida para no dárselo, y si alguien le reclama se levanta pero para darle un golpe o decir una palabrota.

Un país donde el derecho de paso es para el automóvil y no para el peatón. Un país donde entre más levantaron, golpearon y/o mataron al improvisado, estuvieron mejor las fiestas.

Un país donde la institución encargada de las telecomunicaciones dura varios años para hacer una reconexión alegando siempre que “no hay pares disponibles”.

Un país donde dejamos libre al maleante mientras el pueblo vive encerrado por falta de cárceles y jueces con huevos.

Un país donde los vehículos se brincan los altos y semáforos si no hay un oficial de tránsito cerca.

Un país donde al presidente le importa más la política externa que los problemas internos. Un país donde una moto paga igual que un Hummer o un Jaguar de 100 millones y nadie hace nada.

Un país donde el dueño de un canal de TV intenta contrabandear artículos de lujo, aprovechándose de que tiene un jet privado.

Un país donde su gente está llena de faltas, pero disfruta criticando a sus gobernantes.

Mientras más le digo ladrón a Miguel Ángel, a Arias o a Calderón, mejor soy yo como persona, a pesar de que apenas ayer me consiguieron todas las preguntas del examen de matemática de mañana.

Mientras más le digo falso a Pacheco o deshonesta a Laura, mejor soy como costarricense, a pesar de que apenas esta mañana me cogí a mi cliente a través de un fraude que me ayudó a pagar algunas deudas… No, no, no…

¡Ya basta… Ya es suficiente!

Como materia prima de un país tenemos muchas cosas buenas, pero nos falta mucho para ser los hombres y mujeres que nuestro país necesita.

Esos defectos, esa sagacidad congénita, esa deshonestidad a pequeña escala que después crece y evoluciona hasta convertirse en casos de escándalo, esa falta de calidad humana, eso es lo que nos tiene real y francamente mal.

Lo siento. Porque Oscar Arias o quien venga tendrá que seguir trabajando con la misma materia prima que como pueblo hemos sido nosotros mismos. Y no podrá hacer nada.

No tengo ninguna garantía de que alguien lo puede hacer mejor, pero mientras nadie señale un camino destinado a erradicar primero los vicios que tenemos como pueblo, nadie servirá, ni el que elijamos el 7 de febrero.

¿O qué? ¿Necesitamos traer a un Fidel Castro o a Hugo Chávez para que nos haga cumplir la ley con la fuerza y por medio del terror?

Aquí falta otra cosa. Algo más que artículos en La Nación, o llamados paros, o cierre de carreteras, o tortuguismo en los puertos, y mientras esa otra cosa no empiece a surgir, seguiremos igualmente condenados, igualmente estancados, igualmente jodidos…

Es muy sabroso ser costarricense y vivir a lo tico, por eso somos la población más feliz del mundo, pero cuando ese tiquismo empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de desarrollo como nación, ahí la cosa cambia.

Nosotros tenemos que cambiar, ya que un nuevo presidente con los mismos costarricenses no podrá hacer nada.

Fiesta nacional por un triunfo, pérdida o empate de la Sele. Si Eduardo o María José cantaron bien y casi casi… Héroes nacionales a quienes ganan algo, lo que sea, porque nos urge vernos reflejados en alguien ganador, porque no nos creemos ganadores.

Disculpamos la mediocridad mediante programas de TV nefastos de Repretel o Canal 7. Es la industria de la disculpa y la estupidez.

Ahora he decidido buscar al responsable, no para castigarlo, sino para exigirle que mejore su comportamiento y no “se haga el ruso”. Y sé que lo encontraré, porque cada vez que me vea al espejo, ¡sí, ahí está!

Necesitamos hacer conciencia. Ya nos está llevando puta y si seguimos así nos va a llevar la mamá de todas las putas… ¿O no?

Tenemos que querer a Costa Rica, sentirnos orgullosos de ser ticos, no nos cuesta nada. Empecemos ya. Votemos todos este 7 de febrero. Por una Costa Rica mejor. Por favor, cambia.

1 comentarios:

Jesús Salas dijo...

Estoy de acuerdo, en realidad bastante de acuerdo. Pero me parece que le hizo falta señalar algo que nos está jodiendo y es lo siguiente: Una Costa Rica donde se aprovecha cada "fiesta nacional" o de algún pueblo en espécifico, y ya se debe imaginar por donde va mi punto, para tomar guaro como desquisiados como si mañana se fuera a acabar toda bebida alcohólica que existe sobre este país, o sobre el mundo más bien. Digamos que usted, Karla, debe estar diciendo: "pero Jesús diciendo eso :-S", pues si he estado viendo que la sociedad costarricense se ha estado convirtiendo en una sociedad que alaba, adora y ama el alcohol. Y en esas fiestas que muy bien sabemos cuales son se ven personas prácticamente "muertas". Considero que si toda esa plata que se va en alcohol la economia del país andaría mejor y la gente tendría mas ahorros y no se quejaría tanto de la famosa crisis. Ese es mi aporte jejeje y si Karla me declaro culpable así como usted lo ha dicho, nosotros mismos somos los culpables.

Publicar un comentario

 

Copyright © 2008 Green Scrapbook Diary Designed by SimplyWP | Made free by Scrapbooking Software | Bloggerized by Ipiet Notez