domingo, 22 de noviembre de 2009

Miedo escénico...¿Y ahora, qué hago?




Sus manos sudan, sus rodillas tiemblan, su corazón palpita con tanta rapidez que pareciera salir del cuerpo y su presión sanguínea es tan fuerte que hasta puede oír la sangre corriendo por sus venas... Si esto le pasa, no se preocupe, usted no tiene una enfermedad, es sólo miedo escénico...

En ese momento se pregunta: ¿ por qué yo?, ¿a qué hora me metí en este lío?. Pero no le queda más que plantarse frente a su público y hacer la presentación que viene planeando desde hace semanas o tal vez meses...

Al hablar frente a una gran cantidad de personas, sentimos miedo. Miedo a hacer el ridículo, nos ponemos tan nerviosos que quisiéramos que en ese momento nos trague la tierra, y cuando estamos en plena presentación, hablamos lo más rápido que podemos para terminar ese martirio, lo más pronto posible.

Contrario a lo que muchos piensan, hablar en público no es para nada fácil. Probablemente usted nunca pueda "curarse" de esa horrible sensación de temor y vulnerabilidad al estar frente a un grupo grande de personas, pero puede aprender a manejarlo y, como dijo uno de mis profesores, a utilizarlo a su favor.

Los comunicadores debemos acostumbrarnos al hecho de hablar en público e incluso ante las cámaras. En un artículo que habla precisamente sobre el miedo escénico, publicado por Héctor Héreter, se citan algunos "tips" para ayudarle a usted a controlarse y a hacer de ese saco de nervios, una gran cosecha de éxitos.

Lo más importante es aceptar el hecho de que está nervioso. Usted está preparado (a) para hacerlo y es totalmente capaz de cumplir sus objetivos a cabalidad. Eso sí, prepárese. Esto le brindará confianza y seguridad. Estudie con anticipación y no se confíe únicamente de la capacidad de su memoria, entienda el tema a exponer y busque ejemplos para lograr captar la atención de su público.

Sea positivo, siempre piense que su presentación va a ser un éxito. Nunca piense que se le va a olvidar, porque para eso cuenta con una preparación previa; sin embargo, si se le olvida algo de su discurso, improvise de manera inteligente, usted conoce el tema, dé algún ejemplo, total, al final nadie se dará cuenta, sólo usted sabrá que se le olvidó. La gente no lo notará si lo sabe cubrir con inteligencia y tranquilidad.

La imagen siempre es importante, pero no se preocupe tanto por cómo se ve. Una vez que abre la boca para iniciar su presentación, encante, si alguien capta nuestra atención con una forma distinta, inteligente y dinámica de expresarse, su apariencia física pasa a segundo plano. Eso sí, no lo descuide, son puntos extra!

Llegue temprano al lugar de la presentación, estudie el espacio en que se desplazará, verifique que TODOS los detalles estén cubiertos, si el público le espera, estúdielo por unos segundos y trate de familiarizarse.

Y sobre todo, practique. La práctica hace al maestro. Practique su discurso, practique cómo utilizar los elemenos. El micrófono, el podio, TODO.

"Una vez que nosotros enfrentamos nuestros miedos, nos damos cuenta que la imaginación nos llevó a pensar que la situación era peor de lo que en realidad es. Tal como el personaje de Haw en el libro “¿Quién movió mi queso?”, una vez que supera su miedo usted se siente libre."


Karla Delgado S.

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